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Lo que
creemos

El Dios Trino​

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Creemos que hay un solo Dios vivo y verdadero, infinito cuyo nombre es YHWH, el Hacedor y Gobernador Supremo del cielo y de la tierra, glorioso en santidad; merecedor de toda la honra, gloria, confianza y amor; que en la unión de la divinidad existe en tres personas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, iguales estos en toda perfección divina; y que desempeñan oficios distintos que armonizan en la gran obra de la redención.

 

(Salmos 147:5; Salmos 83:18; Éxodo 15:11; Isaías 6:3; 1 Pedro 1:15-16; Génesis 1:26, 3:22; Marcos 1:9-11; Juan 1:1,  10:30).

Las Escrituras​

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Creemos que la Biblia es inspirada por Dios, inerrante, infalible y suficiente. Es a través de ella que Dios revela cada uno de sus atributos. Nos revelan el plan rededor de Dios desde establecido desde antes de la fundación del mundo.  La palabra de Dios es nuestra única regla de fe y conducta. Es la única que tiene el poder para transformar el peor de los pecadores.  

 

(2 Timoteo 3:15-17; Isaías 8:20;  Lucas 16:29-31; Efesios 2:20; Romanos 1:19-21, 2:14- 15;  Salmos19:1-4, 119:140; Hebreos 1:1; Proverbios 22:19-21, 30:5; Rom. 15:4. 2 Pedro 1:19-20).

La Salvación​

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Creemos que la salvación es una obra soberana de Dios de principio a fin. Fue Él que estableció el plan y los medios desde antes de la fundación del mundo para salvar a sus escogidos. Él hombre sin Cristo está muerto en sus delitos y pecado, incapaz de buscar a Dios y condenado a un juicio eterno por su pecado. Por tanto, necesita la obra renegadora del Espíritu Santo para poder responder a Él en arrepentimiento y fe.

 

Creemos que la  salvación es enteramente por gracia; en virtud a la obra redentora de Cristo en la cruz y Su resurrección de entre muertos. Agradó a Dios, en Su propósito eterno, escoger y ordenar al Señor Jesús, Su Hijo unigénito, conforme al pacto hecho entre ambos, para que fuera el Mediador entre Dios y el hombre; el Profeta, Sacerdote y Rey; la Cabeza y el Salvador de Su Iglesia, el Heredero de todas las cosas y Juez del mundo. Por tanto, la salvación está segura y nada ni nadie la puede quitar.

 

Creemos que solo a través del arrepentimiento y la fe  que un pecador puede ser justificado, santificado y adoptado como hijo para ser salvo de la ira venidera de Dios.

 

(Génesis 3:15; Ezequiel 36:26-27; Mateo 1:21; Juan 1:1-14, 10:27-29, 13:16, 14:6; Hechos 13:48; Romanos 5:1, 8:38-40; Gálatas 4:1-7; Efesios 1:3-14, 2:1-10;  ; 1 Timoteo 2:5-6; Tito 3:4-7)

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